domingo, 27 de mayo de 2012

“La empressa malograda.1707” ¿ejemplar único?







         Lo cierto es que con este título da la impresión de que vayamos a hablar de la actualidad económica, pero os habréis dado cuenta por la fecha que lo acompaña, que seguro que tendrá que ver con la guerra de sucesión. Efectivamente.

         En este ejemplar se juntan varias circunstancias que lo hacen estimable, más allá de lo puramente material y de las características bibliográficas.

         Cuando compras un libro, no sabes muy bien lo que tienes hasta que te pones a indagar sobre él. Circunstancias de todo tipo te llevan a adquirirlo, ya hemos hablado de ello, pero hasta que no lo tienes en casa no acabas de dimensionarlo en su totalidad. Por lo cual, siempre te llevas alguna sorpresa, positiva o negativa, pero sorpresa al fin y al cabo que hace que las emociones de adquirir un libro se prolonguen en el tiempo.

         Paso en primer lugar a hacer una descripción del ejemplar:

         Anónimo, “La empressa malograda o el ícaro piamontes” Diálogo político y entretenimiento entre el Atrevimento y la Prudencia. Sobre los negocios de la guerra presente. Septiembre.

         En Turín : Por Amedeo Desgraciado. En la calle de la Mortificación 1707. 8º menor. 56 p.

         En la contraportada nos da noticia del verdadero impresor “Hallarànse en Casa de Juan Perez, frente a las Gradas de San Phelipe, y en Palacio.




         Encuadernación en pasta con el título estampado en el plano en oro y con una orla encuadrándolo, gofrada con una rueda en seco. Contraplano con doble orla gofrada. El lomo con restos de hierros en el sitio de los nervios y cuatro estrellitas de seis puntas. Guardas en papel de aguas.

         Buen estado de conservación, sólo ligeras manchas de humedad y leves óxidos.

       No en Palau, no en CCPBE, no en REBIUN, no en World Cat. No he encontrado referencia bibliográfica ninguna.

         Esto último es lo que más ilusión me hace, evidentemente, el conseguir un ejemplar de 2ª rareza (Según Salvá). Es uno de los motivos que me ha llevado a incluirlo en el blog, después del largo parón. Tal vez alguien me pueda dar noticia de alguna referencia sobre esta obra o la existencia de otro ejemplar. Lo cual sería una experiencia agridulce, pero buscada.

         Otra característica de la obra que la hace especial es su pie de imprenta ficticio.  El lugar, el impresor, y el domicilio de la imprenta, son satíricos. En él  nos está dando una crítica de la situación que tuvo en el asedio de Turín, Víctor Amadeo II de Saboya el año anterior. 

         La contraportada también resulta curiosa, ya que nos relaciona otra serie de publicaciones que se hicieron en relación a la “guerra presente”. Observamos que se imprimieron otras seis publicaciones que posiblemente cubrirían el espacio de tiempo entre abril y octubre, no tengo noticia de si hubo ediciones posteriores dentro de, digamos, la misma colección.



         Las otras seis publicaciones son las siguientes, tal y como lo indica el libro:

         “Diálogos que se han impresso son:

Pasatiempos del Archiduque.
El Despertador de los Portugueses.
La Maleta del Conde de la Corçana.
Las Lamentaciones de Cataluña
El bayle de Alemania.

El de el  mes de octubre, saldrá a primero de Noviembre, y se intitulará.

La embaxada del Mercurio, ò el pronostico de la Liga. Diálogo entre Júpiter, y Mercurio.”

Todos ellos son igualmente muy raros, pues ni todos están en Palau ni de todos hay referencia en bibliotecas. Paso a exponerlos.

Pasatiempos del Archiduque.

Palau 213795

Pasatiempos del Sr. Archiduque o el triunfo de la liga, diálogo político y entretenido sobre los negocios de la guerra presente, entre Mercurio y el Príncipe Armstad. En los campos Elíseos.s/a 8º.

No en World Cat.

El Despertador de los Portugueses.
 
Palau 71188

El Despertador de los Portugueses o el General desembobado, diálogo político y entretenido entre el Marqués de las Minas y el Duque de Cadaval, sobre las consecuencias de la guerra presente. Junio 1707. Lisboa por Pedro engañado 1707 . En la calle de los embustes. 12º. 2h. 54p.

2 ejemplares.:

 Biblioteca Nacional de Portugal H.G. 16200/1P
 Biblioteca Universitaria de La Laguna, formando parte de un volumen facticio, sig P.V. 1

La Maleta del Conde de la Corçana.

No en Palau

La maleta del Conde de la Corzana: Del embustero confundido; Diálogo... entre D. Antonio Bizarron, y el gazettero Olandes, sobre los negocios de la guerra presente; Junio 1707

En Victoria : Por Pedro Fugitivo, 1707.

1 ejemplar en World  Cat. No especifica biblioteca


Las Lamentaciones de Cataluña

Palau 130710

Las Lamentaciones de Cataluña. Diálogo político entretenido entre el Archiduque y los Diputados del Principado. Barcelona 1707 4º 53 p. 40 ptas. Lib.Madrid.

1 ejemplar en World  Cat. No especifica biblioteca.

El bayle de Alemania.

Ningún ejemplar  conocido


La empressa malograda o el ícaro piamontes

Único encontrado, el que aquí presento.


La embaxada del Mercurio, ò el pronostico de la Liga

Ningún ejemplar  conocido


         La obra, de autor anónimo, esta estructurada como un diálogo, en este caso entre el atrevimiento y la prudencia, en el que se pone de manifiesto los pareceres políticos a favor del rey Felipe V, claro está, sobre la guerra y los diferentes hechos que durante ella ocurren. Se critican y alaban a los diferentes personajes que entran en el conflicto. Realmente podríamos encuadrar esta publicación dentro de los noticieros que se publicaban a modo de periódicos, antes de la aparición de estos.








         Otra de las cosas que me llamó poderosamente la atención, fue el impresor y su localización. “Juan Pérez frente a las gradas de S. Phelipe y en Palacio.”

         El impresor en si no es de gran importancia, no hay que confundirlo con otros homónimos suyos y anteriores en el tiempo. De este da noticia el bibliógrafo Gutiérrez del Caño: Activo en Madrid en 1731. “El 9 de mayo de aquel año, aboné 724 rs. por el alquiler de seis meses de una casa tienda, frente a las gradas de San Felipe, en la finca propiedad de don Francisco Diago García, Regidor de la Villa” Aunque realmente tengo la duda de que fuera realmente impresor, posiblemente sólo se trate de un librero.

Por la situación de la librería, enfrente de las gradas de S. Felipe, nos hallamos ante uno de los puntos de información de lo que fueron los Mentideros de Madrid.

        
         Eran lugares de reunión, donde se hablaba, se conversaba, se cotilleaba. Cualquiera podía ganar o perder su reputación si salía de los corrillos murmuradores de aquel lugar. Sitio de intercambio de información que tuvo su origen durante el Siglo de Oro y sobrevivieron como tales hasta el siglo XIX, en que la generalización de la prensa provocó un giro en la adquisición de información.

         Existieron tres muy famosos que eran conocidos como:

         Representantes. Situado en un ensanchamiento que tenía la calle del León, en pleno barrio de las letras, y que respondía al nombre de plazuela del León llamado así por que dicen que se estableció un indio que poseía un león y que lo exhibía por dos maravedís. Entonces no hacía falta que los leones estuvieran amaestrados para que constituyeran espectáculo. La sola presencia de la fiera atraía a miles de madrileños y el indio se hizo rico sin salir de la villa sólo con exhibir al león. De esto tomó el nombre la calle, campillo del León, huertos del León, calle del León. Parece ser que comenzaron a levantarse casas particulares mediado el siglo XVIII.. Allí se reunían las gentes del teatro (los representantes o actores) y los literatos y quienes aspiraban a serlo. Puro hervidero literario.

         Losas de Palacio. Situado en la parte delantera del Real Alcázar o Alcázar de los Austrias que era como popularmente se conocía. Dada su concepción de centro de gobierno, los alrededores del Alcázar se poblaban de personas en procura de favores o concesiones gubernativas. Igualmente en las ocasiones que la Realeza salía a la calle el pueblo copaba el lugar por ver a los Reyes al pasar. Allí es fácil que nuestro librero tuviera un tenderete donde vendiera estas publicaciones y otras similares durante la  guerra, para informar del balance político de la situación

         Gradas de San Felipe. Estaba situado este mentidero en las escaleras que tenía la iglesia de San Felipe en la Puerta del Sol. La iglesia se encontraba situada en un plano más elevado ya que ocupaba la manzana que daba a la calle Esparteros, la calle del Correo y la calle Mayor y esto posibilitaba que en las escaleras se situasen todos aquellos que, disponiendo de mucho tiempo para el ocio, deseaban conocer de primera mano las noticias de las posesiones españolas y para ello la proximidad de la Real Casa de Correos era óptima. Por otra parte la calle Mayor, era lugar de paseo obligado de los madrileños y en ella, a una hora u otra, siempre era posible encontrarse con la persona buscada, ya fuese un amigo, conocido o la amada. Las gradas suponían un balcón inmejorable sobre esta calle y por ello estaban muy concurridas. Otros lo llamaban las Covachuelas, porque en sus bajos había unas tiendecillas -como señala Mesonero Romanos-. No era extraño encontrarse, a diferentes horas, a las mismas personas en Losas de Palacio, más tarde en Gradas de San Felipe y con posterioridad en Representantes.

         En frente de este mentidero ocupaba Juan Pérez su negocio. Es fácil que todas estas publicaciones, como la mayoría de los pliegos de cordel, fueran convertidos en desecho, conforme se hacían obsoletos.

         En el caso del librillo que hoy nos ocupa algún agradecido lector le gusto hasta el punto de encuadernarlo. Lo que hizo que sobreviviera en el tiempo.

         Supongo que a estas alturas os preguntaréis de donde salió este ejemplar. Pues fue en una librería londinense. Es habitual encontrar buenos libros españoles en el Reino Unido, y sobre todo a buenos precios.

         Esta entrada se la dedico a nuestro cofrade bibliófilo Carles Rius, de “Feia falta un altre aprenent de bibliòfil?” por cuyo simpático llamamiento ha surgido esta entrada en mi abandonado blog, aunque no olvidado….











domingo, 21 de noviembre de 2010

Homenaje bibliófilo al Tirant lo Blanch





Después de leer el comentario de Diego Mallén en el blog de Apolonio de Rodas “¡Hay que leer más! Que a continuación transcribo:

Diego Mallén dijo...
Me ha llamado esta mañana nuestro amigo y cofrade Lamberto Palmart desde la exposición absolutamente conmovido y lleno de estremecimiento. La visión de los tres únicos ejemplares del Tirant es algo soberbio, sublime, irrepetible.

Propongo que los bibliófilos valencianos, y todos los que quieran unirse, concertar cita común y tomar fotografía para la historia (o la microhistoria, que igual da) de la bibliofilia e inmortalizarnos en San Miguel de los Reyes frente a la excelsa obra de las prensas valencianas y en homenaje al más grande y singular de los genios de la literatura valenciana.

¡¡Fijemos fecha!!

noviembre 21, 2010


Realmente, así fue. Llegué a San Miguel de los Reyes la mañana del sábado, bien entrado el mediodía. El imponente edificio de la Biblioteca Valenciana parecía haber sido construido, en ese instante, solo para albergar los tres ejemplares "vivos" de la excelsa obra literaria valenciana.

Al fondo de la sala donde se alberga la exposición dedicada a Joanot Martorell, descansan en tres vitrinas, majestuosamente, las tres copias del Tirant lo Blanch.
En ese momento necesitaba compartir todas las emociones que generaban la contemplación de las obras y no dude en ponerme en contacto con Diego Mallén y trasmitirle los detalles de los ejemplares y adelantarle el contenido de la exposición.

Hice un ejercicio de imaginación, y pensé en el triste final de los otros 712 ejemplares que salieron de las prensas de Nicolás Spindeler. ¡Como es posible que uno a uno se fueran perdiendo! ¡Cuantos avatares han pasado sobre las bibliotecas de sus poseedores! Quiero creer que todo fue fruto de la exhaustiva lectura de sus volúmenes y que cada uno de estos libros murió cumpliendo su misión en el campo de batalla de las letras. Solo estos tres supervivientes dan merecida crónica de su historia.

Por ello me uno a la gran idea de nuestro amigo y cofrade Diego Mallén para rendir homenaje bibliófilo a este feliz encuentro de los inmortales ejemplares del Tirant lo Blanch.

Busquemos fecha y contad conmigo.

Saludos bibliófilos.

domingo, 14 de marzo de 2010

Estudi bio-bibliografich de Rafèl Martí de Viciana -1911






Este librillo que hoy presento es un pequeño ejemplo de que la búsqueda de ejemplares no conoce de buenas o malas librerías o de momentos más o menos propicios. El destino del libro es tan variado como su vida misma, así como las vicisitudes que le rodean hasta llegar a nuestras manos.
No es un libro importante, pero es una edición corta y cuidada de un humilde investigador que quiso poner su granito de arena en el conocimiento de la vida y obra de uno de los importantes cronistas y prócer historiador valenciano, Rafael Martí de Viciana. Nacido en la localidad castellonense de Burriana en 1502 y fallecido en Valencia en 1582. Cronista, Notario e historiador, miembro de una familia que obtuvo su nobleza gracias a su fidelidad y servicio a la casa real.
La guerra de las Germanías marcó su juventud, ya que participó activamente en ella, haciendo de correo entre su tío Rampston de Viciana, lugarteniente del gobernador de la Plana y represor de los "agermanats", y el virrey, Diego Hurtado de Mendoza.
En el año 1522 vio como su padre era asesinado por los "agermanats". Eso marcó de manera definitiva el juicio y la visión que tendría de la guerra de las Germanías.
Al acabar la guerra comienza a ejercer como notario y como escribano del administrador de Burriana, donde finalmente se estableció. Participa en las Cortes de 1542 y 1547, donde desarrolló una intensa actividad.
Su actividad como escritor se centra en dos títulos, “La Crónica de la Ínclita y Coronada Ciudad y Reino de Valencia.” y “Libro de las alabanzas de las lenguas Hebrea, Griega, Latina, Castellana y Valenciana”. Impreso en Valencia, el año 1574 por Joan Navarro, en 1765 impreso por Salvador Faulí y en 1877 por Francisco Aguilar.

La aparición de este estudio sobre Viciana, escrito por Joan Rodríguez Condesa, autor del cual no he logrado averiguar ningún dato, salvo que publicó alguna obra más de carácter pedagógico, tal vez se trate de algún erudito local, tiene mucho que ver con el acto que en honor de Rafael Martí de Viciana realizó la decana entidad cultural valencianista “Lo rat penat” en Burriana el primer día de julio de 1911, con la colocación de una piedra conmemorativa en dicha localidad., según reza el colofón de esta obra.
Colación: 8º mayor 53 págs. + 1h, 9 láminas (palau cita 8) Imp.Francesc Mora, Valencia 1911. Palau 273810






No fue la única pues existe otro pequeño folleto del mismo año escrito por el abogado, Vicente Forner Tichell “Estudio acerca de la casa solar de los Viciana” 20 p. Imprenta de Monreal 1911 que después se amplió en 1920 con la obra “Familia de los Viciana (estudio histórico-crítico)” 469 p. Imprenta de Francesch Vives Mora, la misma imprenta que dio a la luz el ejemplar que hoy vemos. Hasta la década de los setenta no veremos más estudios sobre Viciana.
La edición de este libro escrito en valenciano está cuidada, papel verjurado de alto gramaje en el que se aprecia perfectamente la marca de los corondeles y puntizones, de alta calidad, conservando las barbas y la marca al agua de “Joseph Guarro-Catalunya”. Una tirada limitada a 50 ejemplares de los cueles he encontrado 13 en bibliotecas públicas españolas. De los treinta y siete restantes, este lleva una dedicatoria manuscrita del autor a D. Manuel Polo y Peyrolón , Catedrático de Psicología, Lógica y Ética, nacido en Cañete (Cuenca) el 11 de junio de 1846, y fallecido en Valencia en abril de 1918, y que ocupó el cargo de senador desde 1907 hasta su fallecimiento.










Los detalles que ofrece esta obra acerca de las ediciones de las obras de Viciana son muy completos. En las obras de Viciana, que habría que dedicarle un artículo a parte, siempre llama la atención la enigmática primera parte de su “Crónica” de la cual no se ha conservado ni visto una sola página de ella, aunque se tiene la certeza de su existencia. Añade el autor diez cartas de Martí de Viciana extraídas de archivos valencianos que arrojan luz sobre su vida y que posteriormente utilizaría Forner en su libro sobre la “Familia Viciana”
Dada la escasez de este ejemplar el ayuntamiento de Burriana lo reeditó en 2003 y la Biblioteca Valenciana lo tiene digitalizado en su web.
Este libro que lleva antiguos sellos de biblioteca, lo encontré en una casi ignota y desapercibida librería de viejo valenciana, que por rótulo solo lleva “Libros Antiguos” y se encuentra en la c/Pintor Salvador Abril de Valencia.

domingo, 14 de febrero de 2010

“Presentación y Diplomática”




“Como decíamos ayer….” recordando a Fray Luis de León en el día de su regreso a su cátedra salmantina tras cinco años de injusto cautiverio por orden de la Inquisición, retomo mi actividad bloguera con cambios sustanciales.
Por lo pronto bifurcaré mi actividad en dos direcciones. “Mis Libros Antiguos” se queda en la red por que es una prolongación virtual de mi biblioteca, que sigue recibiendo visitas y sobre todo por que le tengo un especial cariño por todas las entrañables experiencias que me ha brindado su existencia. De manera que, ocasionalmente, añadiré algún artículo que siga los parámetros que ha seguido este hasta ahora. Por otro lado nace “La Ilustración Bibliófila Española y Americana” un espacio dedicado igualmente a los libros antiguos pero con matices diferentes. En él no haré presentaciones de libros como hasta ahora, sino que trataré temas bibliófilos que me interesen y que por otro lado puedan aportar algo a los lectores.
Con su encabezamiento he querido recuperar el recuerdo de aquella publicación de inicios decimonónicos “La Ilustración Española y Americana” en cuyo espíritu me inspiro, para hablar sobre libros de ámbito hispánico y la importancia del castellano como idioma que ha servido para unir culturas diferentes
Veremos los libros en toda su dimensión como contenido y continente, y en esta ocasión no me limito a mi biblioteca sino que salto a la biblioteca mundial y utilizaré todo aquello que este a mi disposición y crea que pueda ser ilustrativo para desarrollar el tema que exponga en cada momento. También quiero darle un carácter universal y que sirva tanto para neófitos como para bibliófilos avanzados –tarea complicada, pero haré lo que pueda-.
Pero creo que el día a día, o mejor dicho, exposición a exposición darán forma a este nuevo blog, que se abre hueco entre un buen número de lugares bibliófilos que afortunadamente pueblan la red. Por eso aquí os dejo el enlace –aunque algunos ya me tenéis controlado- y os invito ha esta nueva casa donde espero que os encontréis a gusto y donde un habitante muy especial os dará la bienvenida…. http://ilustracionbibliofila.blogsopt.com

Por otro lado y en este blog, quiero dar paso a exponer una variante de la bibliofilia; la diplomática.
La diplomática es la ciencia que estudia los diplomas o documentos. Realmente el coleccionismo de documentos no debe considerarse bibliofilia, puesto que no son libros en si, aunque en algunos casos se hallen encuadernados en un volumen por tratarse de un conjunto temático o temporal que los hacen comunes o bien por que su extensión en varios pliegos crean igualmente la necesidad de formar un volumen.
En cambio si que observamos que comparte con la bibliofilia espacio físico, ya que en ocasiones archivos y bibliotecas son un solo emplazamiento. De la misma manera comparten lugares de difusión, librerías y subastas son los sitios donde poder adquirirlos.
Así podemos encontrar compra-ventas, donaciones, cartas, firmas reales, etc, de forma individual en papel o pergamino, o de forma mas esporádica, cartularios, libros cabreos, o las piezas más bellas que son las “Ejecutorias de Hidalguía” tanto por su encuadernación, en muchos casos de terciopelo y con escudo heráldico en el plano superior, como por la profusión de elementos decorativos miniados, orlas, letras capitales, escudos y retratos, además de su cuidada caligrafía. Aunque me ha interesado más el documento por contenido o antigüedad, siempre apreciando una buena conservación, una clara caligrafía y si lleva algún elemento gráfico mejor que mejor. Recuerdo que en una ocasión me deje llevar por la hermosura de un documento puje más de lo que he pagado por ningún libro por uno de los últimos privilegios rodados que se emitieron de los Reyes Católicos; bellísimo, incólume, majestuoso. Por suerte o por desgracia me sobrepujaron, aun hubo un loco mayor que se dejo llevar por su belleza. De manera que, viendo la parte positiva, pude comprar otros libros.

Yo empecé con la bibliofilia a la par que con la –lo llamaría diplomatofilia, pero me parece rebuscado, de manera que lo denominaré…- docufilia. Me atraían soberanamente aquellos papeles ocasionalmente y pergaminos en su mayoría, que aportaban datos históricos de tiempos pretéritos, en algunas ocasiones muy antiguos. No ha sido difícil para mí encontrar pergaminos en ocasiones de época medieval en librerías y subastas.

Los documentos antiguos tienen particularidades diferentes de los libros. Son singulares, personales y únicos. Trasmiten lo que su caligrafía indica. En algunas ocasiones los trazos rápidos indican la premura del calígrafo, en otras la delicadeza de sus letras nos indican la importancia del texto. También el soporte nos arroja información, el pergamino por su tamaño, grosor y forma nos aporta información sobre su trascendencia.

Antes de mostraros algunos de mis documentos, quiero recordar una memorable ocasión en la que se subastaron los documentos más antiguos que he visto en subasta pública en España, ya que en Londres se subastó hace más de una década una carta del Conde castellano Fernán González de 945.


La subasta a la que me refiero fue la que se realizó en Barcelona el 27 de Enero de 2000 por Subhastes en la que pudimos ver documentos del siglo X, una compraventa del año 974 y un documento de consagración firmado por el conde de Cerdaña, Oliba I del 984, tres del siglo XI, ocho del XII, nueve de XIII y numerosos del XIV y XV catalanes y aragoneses.










Después de recordar tan memorable evento os ofrezco una muestra de mi colección diplomática:
La siguiente imagen –muestro un fragmento- es de un traslado –fotocopia de la época- de un documento regio datado en 1339, se trata del nombramiento del Baile de Valencia efectuada en Cortes en Valencia en 1329 por Alfonso IV de Aragón, conocido como el Benigno. Está firmado por cinco notarios catalanes.





Este otro documento entraría dentro de la categoría de firmas reales, es un documento del 17 de noviembre de 1427 en el que Antonio Mir mercader de Tarragona paga mil florines de oro al Rey Alfonso V el Magnánimo que posteriormente le son devueltos en varios plazos. Resulta curioso la marca al agua del papel, que es una corona real, el sello de placa y la firma autógrafa del Rey, que como se aprecia esta hecha en tinta más oscura. La misma tinta que dibuja una corona sobre la “l” de Valentie, como era su costumbre.






Aquí vemos un curioso documento del 2 de febrero de 1465 en el que se informa del nombramiento del nuevo recaudador Alfonso Vazques, que según indica, recaudará las alcabalas que hasta ahora se hacian en nombre del Rey, ese año y el siguiente se harían en nombre del Conde de Lemos, firmado por Alfonso Osorio, Conde de Lemos. Esta es una de las usurpaciones de impuestos hechas en tiempo de Enrique IV de Castilla.



Y por último una hermosa bula papal emitida en Roma el 7 de Marzo de 1602, bajo el pontificado de Clemente VIII. En la parte exterior indica “Bula de Salazar”. Pero no he podido desentrañar el completo significado, tanto por el latín como por su complicada caligrafía. Solo sé que está remitida al Arzobispado de Zaragoza y que gira alrededor de un personaje llamado Juan de Salazar y que son protagonistas tanto la localidad de la Almunia de doña Godina y la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. Promete ser interesante pero hay que dedicarle tiempo y un experto en paleografía y latín.













domingo, 21 de junio de 2009

“Libro de reloges solares, 1575”




La existencia del hombre es inherente a la del sol. El hombre, desde los albores de los tiempos, es consciente del paso del tiempo y de su irreversibilidad. El día y la noche fueron las primeras unidades básicas del paso de nuestro tiempo y el sueño nocturno marcaba el fin y el principio del nuevo día.
Ya en las culturas megalíticas inglesas e irlandesas encontramos los primeros vestigios líticos relacionados con el sol, con una antigüedad de cinco mil años. El hombre primitivo, tendría la consciencia de qué la sombra de un palo clavado en suelo (gnomon) variaba con el transcurso del día. Este gnomon, que en griego quiere decir "indicador", y en el caso de la gnomónica significa indicador de fracción de tiempo, es el que daría lugar al desarrollo del reloj de sol.

Con las primeras civilizaciones aparecen también las primeras necesidades organizativas religiosas y socioculturales. Es en la civilización sumeria donde encontramos las primeras noticias de un sistema de calendario y una división de la duración del día en partes iguales. Así el día se dividía en doce danna (dos horas) y cada danna en treinta ges.

Pero es con la civilización egipcia donde aparece nuestra división del año en 365 días y el día en 24 horas. Estas horas tenían un significado religioso la palabra egipcia correspondiente a hora equivalía también a "deber sacerdotal", palabra de la misma raíz que "vigía de las estrellas" (o vigía del tiempo). Por lo tanto aparece la necesidad de crear algún instrumento que pudiera indicar la hora en que nos encontramos para cumplir las obligaciones religiosas. Este instrumento se llamaba “merkhet” y era un primitivo reloj de sol portátil, que constaba de dos piezas prismáticas, pétreas, de unos tres decímetros de longitud, situadas perpendicularmente, donde una tenía marcadas las horas y otra servía de aguja.

Los griegos continuaron la tradición babilónica en la medición del tiempo, y aparece el primer testimonio escrito sobre el uso de los relojes de mano del filósofo presocrático Anaximandro. Según Favorino fue el primero en inventar un gnomon y utilizarlo en relojes de Sol en Lacedemonia, según narra en su “Historia varia”, para marcar los solsticios y equinoccios. Me gusta recordar que Anaximandro, según Diógenes Laercio, fue el primero en trazar el perímetro de la tierra y el mar, y construir una esfera celeste. ¡Cuantos pasos de cangrejo ha recorrido el hombre desde entonces!

Según relata Herodoto de Halicarnaso en su Historia, fueron los griegos los primeros en utilizar la gnomónica, que es la ciencia encargada de elaborar teorías y reunir conocimiento sobre la división del arco diurno, o trayectoria del Sol sobre el horizonte. Un sistema que como la duración del arco diurno varía con el ciclo estacional provoca un sistema de horas desiguales. Lo cierto es que hubieron varios autores griegos que escribieron sobre gnomónica, Anaxímenes, Demócrito, y los escritos del geómetra Apolonio de Perge, sobre elipses y parábolas que influenciaron en esta ciencia.
Las innovaciones aportadas por el babilonio Beroso Caldeo en el siglo III aC. fueron transmitidas en la obra “De Arquitectura” de Vitrubio Polión , siendo el más importante testimonio de la gnomónica de la Antiguedad, y dedicando un capítulo entero a esta ciencia, concretamente el capítulo IX. En él cita los diferentes tipos de relojes de sol que se utilizaron en la antigüedad y sus inventores. Cita el Hemicyclum, de Beroso Caldeo; el Scaphen o Hemisphaerium (Excavado o Hemisferio) y el Discum in planitie, de Aristarco de Samos; la Arachnen, de Eudoxo el astrólogo; el Plinthium lacunar de Scopas Siracusano, entre otros.

Reloj solar del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida


Estos tipos son los que encontraremos en época romana, ya que no se hicieron grandes avances en gnomónica. Pero sí que conservamos de esta época más vestigios arqueológicos, como por ejemplo el reloj solar que se conserva en el museo nacional de arte romano de Mérida. O como el extraño reloj solar portátil que se encontró el 11 de junio de 1755 en las ruinas de Herculano, y que tiene forma de jamón, por lo que pasó a llamarse este reloj de sol “jamón de Pórtico”. La Enciclopedia de Diderot y D'Alambert (tomo VII, s.v GNOMONIQUE, París 1757) comenta este descubrimiento y pasa a describirlo.

“On a trouvé dans les ruines d'Herculanum un cadran solaire portatif. Ce cadran est rond & garni d'un manche, au bout duquel est un anneau qui servoit sans-doute à suspendre le cadran par-tout où l'on vouloit. Tout l'instrument est de metal & un peu convexe par ses deux surfaces : il y a d'un côté un stilet un peu long & dentelé, qui fait environ la quatrieme partie du diametre de cet instrument. L'une des deux superficies, qu'on peut regarder comme la surface supérieure, est toute couverte d'argent, & divisée par douze lignes paralleles qui forment autant de petits quarrés un peu creux ; les six derniers quarrés, qui sont terminés par la partie inférieure de la circonférence du cercle, sont disposés comme on va voir, & contiennent les caracteres suivans, qui sont les lettres initiales du nom de chaque mois....”

También Plinio el viejo nos relata en su Historia Natural, como el emperador Augusto, aprovecho un obelisco para la construcción de un enorme reloj solar en el Campo de Marte.

En época medieval son los monasterios los guardianes de la cultura y son estos, los que más iban a necesitar de la medición del tiempo para regular los deberes diarios de sus reglas monásticas. Con la regla benedictina aparecen los relojes solares de horas canónicas, que marcan las obligaciones y oraciones de los monjes. Será en época bajo-medieval, en torno al siglo XIV, cuando aparecen los primeros relojes mecánicos. Pero su uso no se generaliza hasta el siglo XVII, gracias a Christian Huygens, que en 1656, construye el primer reloj de péndulo, pero esa es otra historia.

En el siglo IX son los árabes los que dominan el panorama científico en occidente y aparecen, entre otros, obras de Thabit Ibn Qurra, sabio árabe especializado en astronomía, matemáticas y medicina, que escribe obras como el “Libro sobre el instrumento que indica las horas” alrededor del año 890. Qusta ibn Luqa (820-912) escribió un tratado sobre los astrolabios. Al-Biruni (953-1078) fue matemático, astrónomo, físico, filósofo, astrólogo, viajero, historiador y farmacéutico, uno de los intelectuales más destacados del mundo islámico. Escribió cerca de 150 obras sobre historia, astronomía, astrología, gnomónica, matemáticas y farmacología, de las cuales apenas ha sobrevivido una quinta parte de ellas. E infinidad de astrónomos y matemáticos cuyos estudios influenciaron en la gnomónica, como por ejemplo el gran astrónomo de Al-Andalus, Azarquiel.

En el siglo XIII, encontramos la obra de Sacrobosco, “Tractatus de Quadrante” c.1239. En 1260 el “Quadrans Vetus “ de Johannes Anglicus y en 1288 el “Quadrans Novus” de Profetius. Aunque el primer gran astrónomo y gnomonista del mundo latino fue Juan Regiomontano (1436-1476) que colaboró con importantes tratados sobre trigonometría. La unión de ambos fructificó en bellos incunables astronómicos impresos en Venecia por Erhard Ratdolt, que fue el impresor que más bellos libros imprimió en época incunable sobre temas científicos, con espectaculares capitales y bellos grabados.

Ya en el siglo XV aparece Oronce Finé (en latín aparece también como Orontius Finaeus Delphinatus, también Orontius Finnaeus e incluso puede encontrarse más corto como Finaeus) Nace el 20 de diciembre de 1494 en la región de Dauphiné - † 8 de agosto de 1555 en París), se trata de un célebre matemático y cartógrafo de origen francés.
En el terreno de la gnomónica es frecuentemente conocido por haber plagiado a otros autores, Clavius describe con inusitada fuerza algunos de sus errores de interpretación, denominándolos "Error Orontius". Fue constructor de relojes de sol y uno de ellos elaborado en ébano en 1524 todavía existe. Su principal obra fue: “Orontii Finei Delphinatis, regii mathematicarvm professoris, De solaribus horologiis, & quadrantibus, libri quatuor.” Parisiis, apud Gulielmum Cauellat, in pingui gallina [1560].
Tambien es interesante citar al alemán Sebastian Munster (1488-1552) hebraista y cosmógrafo. En gnomónica hizo varias investigaciones y publicó varios libros en los que detalla con abundantes gráficos como se construye un reloj de sol. Agunas obras son, “Erklerung des newen Instruments der Sunnen, Oppenheim” 1528; Compositio horologiorum, 1531; Horologiographia, 1533; etc.
Regnier Gemma Frisius (Dokkum, Frisia, 8 de diciembre de 1508 - Lovaina, Brabante, 25 de mayo de 1555) fue un astrónomo y matemático holandés, famoso por su habilidad en la construcción de instrumentos de medida y por las teorías que elaboró, que fueron de ayuda a la navegación marítima.
Gemma hizo importantes avances en gnomónica y publicó un tratado denominado Tractatus de Annulo Astronomicae en el que describe un intrumento que el mismo denomina anillo astronómico empleado como cuadrante, nunca se menciona como inventor del mismo y describe el modo de empleo siempre mencionando a su amigo Van der Heyden.
En fecha muy cercana al libro de hoy se editó el libro de Giovanni Battista Benedetti “De gnomonum umbrarumq solarium vsu liber ... : nunc primùm ... in lucem aeditus “Augustae Taurinorum : apud haeredes Nicolai Beuilaquae, 1574.
También hay que citar a Pedro Apiano, astrónomo que trabajó para el emperador Carlos V y que en su obra “Cosmographia” dedica un libro al uso del anillo astronómico, con el cual averiguar las horas del día.

Todas estas obras llegarían a España, pero hasta el momento no había ninguna obra ni en latín ni en lengua vernácula, que hablara exclusivamente sobre relojes solares.
Y es aquí en Valencia donde verá la luz de mano del impresor Pedro de Huete, en su casa, en la plaza de la Yerua, en 1575 la obra de Pedro Roiz “Libro de Reloges Solares”. Primera y durante mucho tiempo única obra en castellano sobre este tema.
El libro es de tal importancia en su genero que el Senado editó una edición facsímil de su ejemplar, con motivo del año internacional de las matemáticas en el año 2000, con un estudio introductorio del catedrático de matemáticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Girbau, en el que ensalza las dotes matemáticas de Pedro Roiz al que define como un verdadero matemático.
También se hicieron ediciones facsímiles por Ed. Cuadrante, Ed.Testimonio y Librería Paris-Valencia.

Solo conocemos, a través de su obra, unas pocas notas biográficas del autor. Pedro Roiz fue párroco de la iglesia de San Valero en el valenciano barrio de Ruzafa, y después canónigo de la Catedral Metropolitana. En cuanto a sus dotes matemáticas, discipulo del también valenciano Jerónimo Muñoz (1520 - 1591) astrónomo, geógrafo, ingeniero y hebraísta, que dio clases de astronomía y hebraismo primero en Valencia entre 1563 y 1578 y fue luego nombrado catedrático en la Universidad de Salamanca. Pedro Roiz igualmente desempeñó el cargo de catedrático de Matemáticas.
Una de las singularidades de este libro es que Pedro Roiz se plantea escribir una obra con la cual poder construir un reloj de sol, sin conocimientos matemáticos previos. Y para ello incluye los conocimientos matemáticos suficientes para llevar a cabo este tipo de relojes.





En la carta al lector dice textualmente Roiz: “Las cosas de Mathematicas van tan asidas y encadenadas entre si, que no se pueden entender las unas sin las otras: las medias sin las del principio, ni las postreras sin estas dos. Todo quanto fuere necessario para entender la fabrica de los reloges solares de este libro, se hallara declarado en el, sin necesidad de otro. Leanlo desde el principio, y no passen por cosa, sin bien entenderla: y quando se les ofreciere algo que no este aquí declarado, dexenlo, porque no sera necesario para nuestro intento.”
Roiz comienza con una exposición de la geometría euclidiana en los capítulos I y II, empezando por la definición de punto y terminando con ejercicios geométricos sobre ángulos. El capítulo III lo dedica a nociones de astronomía y el IIII a la definición de la rosa de los vientos. El resto de capítulos se centran en los propios relojes solares con los datos necesarios, y numerosas tablas con las divisiones del arco en función de la latitud donde se sitúe el reloj. Una curiosdad apuntada por Joan Girbau es “La tabla de las alturas del Norte de los principales pueblos de España”, es decir una tabla de latitudes, es tan exacta que no hay discrepancias superiores a los seis minuto de arco. Hay que tener en cuenta que un minuto de arco equivale aprox. a 1850 metros de diferencia. Y varias exactitudes de décimas de minuto. ¡ Y sin GPS !



Una de las curiosidades del libro es su carta dedicatoria a Don Juan de Borja hijo del Marqués de Navarrés, en el que ensalza el uso de las matemáticas. Según Girbau es uno de los elogios más inspirados que se han hecho a esta ciencia. Os expongo parte de la explicación que hace Joan Girbau sobre la epístola a Joan de Borja:

“La estupenda epístola que sirve de prólogo al libro empieza con la descripción del famoso problema griego de la duplicación del cubo. En el año 429 a. C. una gran peste azotó Atenas y se llevó aproximadamente una cuarta parte de la población. Dícese que para remediar aquella calamidad se envió una delegación al oráculo de Apolo en Delos para preguntar cómo podría conjurarse la peste, a lo que el oráculo respondió que era necesario duplicar el altar cúbico del templo de Apolo. Los atenienses pensaron primero que bastaba con construir una ara igual a la ya existente y juntarla a la primera, pero al observar que después de realizar esta construcción la peste no cesaba, dícese que interpretaron el oráculo en el sentido de que debían construir un altar con la misma forma cúbica que el primitivo, pero de volumen doble.
El libro que estamos comentando, después de describir este problema dice de él que es muy dificultoso y que no se puede resolver “sin mucho estudio de aritmética y geometría” y que la voluntad de Apolo era que los atenienses “se dieran al estudio de la matemáticas”. En realidad este problema de la duplicación del cubo, junto con otros dos problemas clásicos (el de la trisección del ángulo y el de la cuadratura del círculo) quedó como problema abierto hasta el siglo XIX en que se demostró que no tenía solución (los matemáticos denominan problema abierto a aquel que nadie sabe resolver). Expliquemos por qué la duplicación del cubo era para los griegos un problema abierto. Bajo la óptica actual cualquier alumno de bachillerato daría de él una solución correcta. Diría un tal alumno: Si se designa por a la arista del altar cúbico de Apolo, su volumen será V = a3. Si la arista del altar que buscamos es x, el volumen del cubo de arista x debe igualarse a 2V. Por tanto x3 = 2V = 2a3. De donde x = 3√2a ¿Por qué esta solución completamente
correcta y elemental no era considerada “solución” por los griegos?
Ellos consideraban que una figura geométrica era efectivamente construible de manera exacta cuando existía algún procedimiento que la permitiera construir utilizando solamente la regla y el compás. La pregunta que ellos se hacían podría resumirse así: ¿Existe algún procedimiento geométrico que utilizando solamente regla y compás permita construir la longitud “x” a partir de la longitud conocida “a”? Esta pregunta no se resolvió hasta el siglo XIX en que la teoría del matemático ´Evariste Galois (1811-1832) permitió contestar la pregunta anterior en sentido negativo. Es decir: nadie podrá inventar nunca un procedimiento geométrico que utilizando sólo la regla y el compás permita construir 3 √2a a partir de a. Digamos aquí que Galois murió a los 21 años después de batirse en duelo con un desconocido, y que su trabajo sobre la resolución por radicales de las ecuaciones algebraicas –trabajo que escribió la noche anterior al duelo y que entregó a un amigo – revolucionó el álgebra.
Volvamos a nuestro libro de relojes de sol. Su autor tuvo el acierto de empezar el prólogo del mismo con la descripción de este problema de la duplicación del cubo, que fue durante dos milenios un problema abierto. Los matemáticos profesionales, en tanto que investigadores, se enfrentan a diario con problemas que nadie antes ha resuelto, y en la mayoría de casos no consiguen más que dar de ellos soluciones parciales. No existe pues mejor manera de presentar a un público no matemático la verdadera esencia de esta ciencia que la descripción de algún problema abierto, tal como hace el libro que comentamos.”



Otro ejemplo de su singularidad es su rareza, pues no recuerdo, ni tengo referencias de otro libro en venta, al menos en los últimos diez años. Palau que lo referencia con el número 275689, habla de algunos ejemplares vendidos, 20 frcs. Heredia, 1891; 100 ptas. Madrid 1917; 125 ptas. Molina 1932 y 150 ptas. En 1941; 1000 ptas. Bardón en 1949 y 1500 ptas. En 1953 y 500 pesos, Porrua en 1950.





Mi ejemplar perteneció a Robert B. Honeyman, que fue subastado en Christie’s y lleva el ex libris de la librería Bardón; muy probablemente sea uno de los dos ejemplares reseñado por Palau. Salvá lo referencia en su catálogo con el 3811, lo cita Vicente Castañeda y Alcover en su “Ensayo de una bibliografía comentada de manuales de artes, ciencias, oficios, costumbres publicas y privadas”, así como Felipe Picatoste y Rodríguez, con el numero 699, en sus “Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI” Madrid, 1891.

Pues bien, todos los registros bibliográficos consultados tienen un error garrafal, no solo hay una edición de esta obra ¡Hay dos!

La diferencia es la siguiente:

1ª/ La colación del libro es : “Libro de reloges solares, compuesto por Pedro Roiz”, Impresso en Valencia en casa de Pedro de Huete. Año de 1575. 4º, 4h + 120 p. + 2 h . Colofón. Impresso en Valencia, en casa de Pedro de Huete a la plaça de la Yerua. 1576.

2ª/ La otra edición tiene la misma portada y el libro es idéntico hasta la pagina 97, a partir de ahí el libro cambia. Cambia la composición tipográfica, capitulares diferentes, se corrigen párrafos y algunos de los encabezamientos de los capítulos, incluso cambian los datos numéricos en las tablas, lo que origina la duda de cuales serán las correctas, y se añade un capítulo el XXIX. Lo curioso es que este capítulo viene reflejado en los índices de ambas ediciones. Terminando el libro sin colofón (creo que por falta de espacio) pero con la frase “Fin deste libro de Relog. Sol.”




Ahora bien Pedro Roiz da una explicación al final del cap. XXVIII de la 1ª edición. Dice así: “No ponemos el capítulo29. en el qual pensábamos tratar de los fundamentos y causas desta materia de Reloges, porque muy presto plaziendo a Dios sacaremos un libro en lengua Latina, que tratará de todas las demostraciones de las tablas de este libro, y de muchas otras que no están aquí, donde se dará ejemplos de todas las reglas muy extensos. Fin del libro de Reloges solares.”
Las incógnitas aparecen con las fechas de edición y colofón. Ya que la edición mejorada, que incluye el cap. XXIX, es decir libro completo con respecto al índice, lleva fecha 1575. Concretamente la fecha de la epístola a Juan de Borja que lleva fecha de 8 de Abril de 1575. En cambio la 1ª, que parece hecha con más premura, que no incluye el capítulo XXIX por la próxima edición de otro libro desarrollando este tema, lleva colofón de 1576.



Mi teoría es que el proyecto editorial del libro que explicaría “el fundamento y principio de los reloges solares deste libro” no se llevo a cabo –aunque pienso que el manuscrito estaba escrito, por lo claro de la idea de su publicación y porque Roiz indicaba que en breve espacio de tiempo vería la luz- de manera que en 1576 se reeditó con mejoras y con la inclusión del cap. XXIX. Aunque no se tomó la molestia de cambiar el pie de imprenta, tal vez por eludir trámites o algún impuesto. Luego hay dos claras y diferenciadas ediciones, que ningún bibliógrafo ha señalado. Aunque es cierto que de la 2ª edición sólo he encontrado tres ejemplares en bibliotecas.
¿Cómo descubrí todo esto? Muy fácil, la cuestión apareció al recoger datos sobre los diferentes ejemplares que se encuentran en bibliotecas españolas, ya que aunque es un libro raro en comercio, no lo es en las bibliotecas españolas. El CCPBE recoge 15 ejemplares. En el catálogo de CSIC aparecen tres ejemplares, el de la Universidad de Valencia, el de la universidad de Sevilla y el del Instituto Botánico de Barcelona. En el del CSIC, si que indica que hay una edición con 128 p. el del Inst. Bot. de Barcelona. Ahora bien, aunque en el catalogo de la biblioteca de la Universidad de Valencia, al menos el acceso por Internet, indica dos ejemplares de 1575 y 1575(1576), en ambos indica la colación de 120 p. + 2 h. un pequeño fallo que gracias a la elaboración del catálogo SOMNI (gracias Apolonio) se digitalizó el ejemplar de la 2ª, por lo que pude cotejar ambas ediciones. Mis más profundas reverencias a la ciencia y la tecnología que han propiciado tan feliz descubrimiento.

No querría terminar sin referenciar tres obras posteriores:

De Christoph Clavius, la “Gnomonices libri octo, in quibus non solum horologiorum solariu[m], sed aliarum quo[quam] rerum, quae ex gnomonis umbra cognosci possunt, descriptiones geometricè demonstrantur”, por Franciscum Zanettum, Roma, 1581. Esta obra se puede considerar una obra enciclopédica (más de 800 páginas con abundantes ilustraciones) sobre Gnomónica en la que por primera vez se describe, y se demuestra geométricamente cada una de las posibilidades de construir un Reloj de sol. Menciona los principios para la medida del tiempo. Para algunos estudiosos este libro es una de las explicaciones más extensas de la Gnomónica y para otros se trata de un amplio y complejo entramado de demostraciones difícil de leer (Montucla dice en su famoso libro de la historia de la matemática que es preferible inventar la gnomónica que seguir las demostraciones de Clavius). El caso es que trata todos los problemas planteados hasta la época y relata la forma de resolverlos mediante geometría.

Portado de la obra de Clavius -que no tengo-

El autor, Cristobal Clavius, jesuita alemán, es uno de los promotores del calendario gregoriano. La regla del año bisiesto del calendario Juliano, creaba 3 años bisiestos de más en cada período de 385 años. Como resultado, el acontecimiento actual de los equinoccios y solsticios lentamente se apartaban de las fechas respectivas del calendario. El día del equinoccio de primavera determina la fecha de las Pascuas, con lo cual, la Iglesia comenzó a presionar por una reforma.

Clavius planteó que el miércoles 4 de octubre de 1582 (Juliano) debía ser seguido por el jueves 15 de octubre de 1582 (Gregoriano) para solucionar este desfase y propuso que los años bisiestos ocurran en años exactamente divisibles por cuatro, excepto aquellos terminados en 00, que debían ser divisibles por 400. Esta regla se utiliza aún hoy, y es tan precisa que no será necesario realizar ninguna otra reforma al calendario por muchos siglos. Esta medida, aunque correcta, no fue muy bien entendida. En Frankfurt, por ejemplo, los habitantes se levantaron contra el Papa y contra los matemáticos que les habían robado once días. Clavius escribió “Nueva apología del calendario romano” (1595), donde justificaba las reformas al nuevo calendario, y las defendía de los ataques.

Ya en España, las obras inmediatamente posteriores a la de Roiz fueron:

“Libro de instrumentos nuevos de Geometría, muy necesarios para medir distancias y alturas sin que intervengan números…” de Andrés García de Céspedes, Madrid, Juan de la Cuesta, 1606
“Compendio Mathematico” 9 v. de Thomas Vicente Tosca, cuyo volumen IX, dedica entre otras cosas a la gnomónica, Valencia, por Antonio Bordazar, 1715

Y para terminar, llegando a la actualidad y en relación con el sol. Os muestro este libro que curiosamente casi coincide en número de páginas, es del mismo tamaño, esta publicado 400 años después del Roiz e incluso está encuadernado en imitación a pergamino. “Tecnologías y aplicaciones de la Energía Solar”. Madrid, 1976, libro que compré en mi adolescencia fruto de mi eterna curiosidad en el terreno de las ciencias.




Libro, que como el Roiz, es primero en su temática y así lo expresa una nota del editor en la sexta hoja sin paginar del libro que dice así:

“Librería Técnica Bellisco, haciendo honor a la verdad y teniendo siempre presente en su quehacer las necesidades de sus clientes, reconoce que la decisión de editar esta obra en castellano no fue tarea fácil; si bien la novedad del tema atraería a los estudiosos en estas disciplinas, había que ofrecer una obra que iciera de éste una clara exposición.
Dada la escasa bibliografía que de este tema existe en nuestra lengua y no habiendo tenido la oportunidad de conseguir un original de autores castellanos; es por lo que esta editorial decidió publicar una obra traducida.
En ningún momento, ha querido ha querido presentar un tratado teórico, sino una obra que explique concisa y claramente las aplicaciones de la energía solar; en esta, encontrará el lector buena muestra de ello. Ninguna satisfacción mayor podía encontrar, que el haber conseguido la finalidad que al principio se impuso.
Manuel Bellisco Hernandez”


EPILOGO:

Hasta aquí llegan los buenos libros de Lamberto Palmart, los ejemplares sobresalientes de mi biblioteca, aquellos que he reunido uno a uno, no sin temblarme la mano o sintiendo un leve sudor frío y vacío en mis entrañas, cada vez que he pagado por ellos la cantidad suficiente para permitirme otras comodidades o algún que otro viaje como el resto de mortales. Pero soy bibliófilo amigos, como vosotros que me leéis asiduamente. Y esto no tiene cura. Me quedan libros, claro que sí y muchos, pero no esos ejemplares de bibliófilo dignos de mostrar y escribir sobre ellos, y robar un poco de tiempo a todos vosotros para que los disfrutéis y compartáis conmigo, regalándome a cambio los amables y entrañables comentarios que me han llenado de tanta satisfacción. Son libros modernos, libros que me han ilustrado, han saciado mi sed de curiosidad, me han alegrado, emocionado, entristecido o me han hecho reflexionar. Son libros del día a día. Los otros, los de bibliófilo, son de adquisición más lenta, de paso de tortuga, que se contraponen a la agilidad de un blog. Por eso, y reflexionando con el último artículo de Rui Martins, me tomo un descanso estival.
Tendré que reflexionar sobre mi blog, no quiero cerrarlo, pero tendré que darle otra dinámica y contenido. Un gran periodista, amigo mío me dijo “Escribe mientras tengas algo que contar”. Aunque parezca una obviedad tiene mucha verdad intrínseca y por respeto a todos los que me leéis, así debo hacerlo.
A todos aquellos que tenéis vuestro blog -no hace falta que os nombre, cada uno sabéis quien sois-, seguiré vuestros interesantísimos artículos. Tenéis mucho que decir, sois auténticos pozos de sabiduría y la regaláis en cada crónica que escribís. Amor librorum nos unit.

Saludos bibliófilos y calcófilos.


miércoles, 27 de mayo de 2009

“Govierno general moral y politico. Hallado en las fieras y animales silvestres” – 1696

Portada


Frontispicio

En Augsburgo, en 1531, el italiano Andrea Alciato, publica el libro titulado “Viri Clarissimi D. Andreae Iurisconsultiss Alciati. Mediol. Mediol. Ad D. Chonradum Peutingerum Augustanum, Iurisconsultum Emblematum Liber” conocido como “Emblemata”. Tuvo alrededor de ciento treinta ediciones en diferentes idiomas, la última en Madrid, 1749. Es una colección de 212 poemas en latín, cada uno consistente en un lema, un proverbio, una sentencia corta de enigmática expresión, una imagen y un texto epigramático. Se crea así un nuevo género literario, el emblema, una manera de difundir valores morales y didácticos a través de sentidos ocultos en figuras y frases.



Básicamente, la estructura del emblema es la siguiente:


Una figura, representada en el libro mediante una xilografía o grabado calcográfico, que tiene como misión, que el precepto moral que se pretende transmitir quede grabado en la memoria una vez descifrado el sentido. Esto no siempre ocurría, ya que en ocasiones se trata de abaratar la edición eliminando los grabados.


Un título, que suele ser una sentencia o agudeza, en cierto modo críptica, casi siempre en latín, que como "alma" del emblema da una pista para completar el sentido de la imagen.


Un texto explicativo, que interrelaciona el sentido que transmite la pictura y expresa el mote. Con mucha frecuencia, esta explicación suele hacerse en verso, utilizando epigramas latinos o en lengua vernácula.



Los temas y motivos son varios: hay emblemas que se inspiran en la flora otros en la fauna (animales de tierra, mar y aire), otros en la mitología clásica, otros en la historia, o en temas bíblicos, o en objetos diversos que por sus características ayudan a fijar en la memoria la moralidad.
Los libros de emblemas, son un grupo temático importante en el conjunto del libro español, los bibliófilos los han buscado, de hecho se puede decir que son una especialidad dentro de las categorías biblio-iconográficas. Y así lo señala Porter en su obra “Les Llibres”, cuando señala las diferentes categorías temáticas que pueden constituir una biblioteca. Lo cierto es que siempre acudo a él cuando busco referencias sobre las diferentes especialidades bibliófilas.

Entre los siglos XVI y XVIII encontramos varios autores españoles que siguen esta corriente literaria, como son: Sebastián de Covarrubias y Horozco, “Emblemas morales” (Madrid 1610), Juan Francisco Fernández de Heredia, “Trabajos y afanes de Hércules, floresta de sentencias y ejemplos” (Madrid 1682), Diego de Saavedra Fajardo, “Idea de un príncipe político cristiano representada en cien empresas” (Munich, 1640), y algún ejemplo valenciano como, Juan de Borja, Empresas Morales (Praga 1581; segunda edición ampliada: Bruselas 1680), Cortés, Jerónimo, Libro y tratado de los animales terrestres y volatiles. (Valencia 1615), Marco Antonio Ortí, “Siglo cuarto de la conquista de Valencia” (Valencia 1640), entre otros.
Dentro de este esquema literario, hay otros libros que ya presenté anteriormente que encajarían perfectamente, como la obra de Baltasar de Vitoria, “Theatro de los Dioses de la Gentilidad” y la de Juan Pérez de Moya “Philosophia Secreta”. Pero él de hoy es claro ejemplo de este género.

Esta obra la escribió Andrés Ferrer de Valdecebro , hijo de familia noble, nació en Albarracín en 1620 y murió en Alcalá en 1680. profesó como dominico en el convento de Santo Tomás de la corte, y en el cursó su brillante carrera literaria. Viajó a Nueva España donde se dedicó a la alta enseñanza teológica en El Real Colegio de San Luis de Francia en la Puebla de los Ángeles, base de la Universidad de dicha población. Como rector de dicha Academia defendió sus privilegios reales y pontificios, mejoró su rendimiento y lo abasteció económicamente gracias a sus reformas. Orador notable que compaginaba sus actividades con la predicación y catequización de los indios vecinos a Puebla. Vuelve a Madrid, en 1675 y es nombrado profesor de Teología Moral en el colegio dominicano de Santo Tomás. Confesor de princesas, predicador real de número, calificador del consejo de la suprema Inquisición. Sus obras muy numerosas se imprimieron a caballo entre México y España. En cuanto a las obras publicadas en España no he encontrado ningún problema, hay información suficiente, se imprimieron en Madrid, Burgos, Barcelona, Alcalá de Henares y Valencia. La dificultad la he encontrado con las obras mexicanas, ya que no he encontrado ejemplares en el CCPBE ni en el CCPBMx. En cambio tengo referencias de estas obras en Palau y en la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana Espasa-Calpe. Algunas de las obras citadas coinciden en ambas obras, en título y año, algunas en título y algunas aparecen en Espasa y no en Palau, lo que no coincide en ningún caso es el lugar de impresión, para Palau se imprimieron en Puebla y para Espasa en Txalaca. Por ejemplo, “Peligros de la America y calamidades de la Religión Católica” (Puebla de los Angeles o Txalaca, 1650). Lo cierto es que no he hecho una búsqueda exhaustiva de ejemplares mexicanos en las bibliotecas del mundo, y tampoco sé si la localidad de Puebla (Puebla de Zaragoza antes Puebla de los Ángeles) perteneció en algún momento al estado de Txacala, o ambos fueron sólo uno. Espero que nuestro bibliófilo mexicano Marco Fabricio, nos de luz sobre el asunto.

En cuanto al estilo literario de Ferrer de Valdecebro, es en ocasiones excesivamente candoroso y rebuscado, y en sus obras históricas ha sido tachado de gerundiano. Incluso el poeta ilustrado Tomás de Iriarte lo critica en sus fábulas, así en la de “El mono y el titiritero” que lleva por título “Sin claridad no hay obra buena” dice así:

El fidedigno padre Valdecebro,
que en discurrir historias de animales
se calentó el celebro,
pintándolos con pelos y señales;
que, en estilo encumbrado y elocuente,
del unicornio cuenta maravillas,
y el ave fénix cree a pie juntillas,
(no tengo bien presente
si es en el libro octavo u en el nono),
refiere el caso de un famoso mono.

El motivo de la burla, conjuntamente con el estilo literario, son los primeros apuntes que hace Andrés Ferrer sobre el fenómeno biológico de la adaptación, que forman la base de las modernas teorías evolucionistas.

El ejemplar que hoy os muestro es la tercera de cuatro ediciones, Madrid, Díaz de la Carrera, 1658; Madrid, Antonio de Zafra, 1680; Barcelona, Sebastián Cormellas, 1696 y Madrid, Juan Zúñiga, 1728. Mi ejemplar corresponde al apuntado por Palau como 90.590. Salvá solo cita la otra obra similar que escribió Ferrer, en la cual reflejaba sus emblemas morales en las aves, que es la otra obra titulada “Gouierno general, moral y politico hallado en las aues mas generosas y nobles : sacado de sus naturales virtudes y propiedades”.

Aunque todo sea dicho, existen al menos dos ediciones distintas de la que se creía que era una sola, según las obras de bibliografía. De manera que de mi libro impreso en Barcelona en Casa de Cormellas por Thomas Loriente Impresor, año de 1696, existe otra edición distinta, con los mismos datos, pero que en la portada se reflejan pequeñas diferencias tipográficas y de composición. Una de las ediciones la que no lleva frontispicio, lleva una hoja más de preliminares y viceversa. Igualmente se aprecian diferencias en las capitulares que en mi ejemplar, la edición con frontispicio, están decoradas y en la otra simplemente son capitulares tipográficas. Se corrige la errata en el título las propiedades de la Hiena, en mi ejemplar pone “PROPIEAADES” en la otra edición se corrige
Esto lo descubrí al cotejar mi ejemplar con el de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, digitalizado en Google books. Y lo pude corroborar con el comentario en la ficha del CCPBE. En esta ocasión Internet gana a la bibliografía clásica.

La estructura del libro es 4º, Front. + 7 h prelim. + 398 pags + 25 h de tabla general. A cada fiera le acompaña una xilografía
Las fieras que utiliza como símbolos y los jeroglíficos que se deduce de las virtudes y propiedades de las fieras son las siguientes:



LEON: Del Príncipe, del ánimo, del Tyrano, del temor reverente, de la lascivia, de los padres.



ELEFANTE: De la templanza, de la grandeza, de África, de la venganza, de la mansedumbre, de la sugecion, de la continencia.




RYNOCERONTE: De la fortaleza, del ocioso, de la libertad.




VNICORNIO: De la velocidad, America, del provecho, de la clemencia.




TIGRE: De la voracidad.




ONSA: De la liberalidad, de la benevolencia, del agradecimiento.




LEOPARDO: De la avaricia, del engaño.




HYENA: De la discordia, de la murmuración, del cohecho.




LOBO: Del enemigo, de la mujer, del ladrón.



LYNZE: de la vista.





OSSO: De las religiones, del iracundo, de la abstinencia.




XAVALI: De la ignorancia, de la gula, del sacrificio.




CIERVO: de la penitencia, de la lisonja, de la vida.




TORO: De la Tierra.




CAMELLO: Del trabajo.




CAVALLO: Del tiempo, de la guerra, de la osadía.




CAN: De la fidelidad, del predicador, del vicio.



CYNOCEFALO: De la sabiduría, del Sacerdote, del mundo.

Cada característica del animal representado la desarrolla como un capítulo, al que sigue un “geroglífico” de dicha característica que igualmente forma un capítulo y a este le sigue una digresión, que enlaza con la característica analizada. Todo este conjunto forman un total de ciento tres capítulos.

El índice de digresiones es el siguiente:
1- De la obligación precisa de los Príncipes, y Superiores para el acierto en el govierno de sus vassallos , y súbditos.
2- De la tyranía. Como arruinan las Monarquías, si usan de ellas los Governadores.
3- De los daños que acarrea la lascivia deshonestidad, y descompostura.
4- De la veneración, que a los padres, y ancianos se deve, y de la obligación de los padres en la criança de sus hijos
5- De los bienes que consigo trae la templança, y los graves daños, que al desorden acompañan.
6- De que no es ninguna ocasión justa la venganza en los Católicos, con ejemplares vivos de Gentiles, que enseñan a perdonar las injurias, y acusan la injusta ley del duelo.
7- De la ocasión porque se pierden las Monarquías, y Repúblicas, que es salir del passo de su estado los hombres.
8- De las ruinas que a ocasionado la incontinencia, y de los que han sido por continentes celebrados
9- De la ociosidad, desdichas, y males que acarrea, y le son vezinas.
10- Del riesgo a que se pone ,el que familiar trata con mugeres, aunque sean lícitas, y decentes conversaciones.
11- De que la clemencia ha de governar el Cetro en todos los Superiores, no en el rigor.
12- De la obligación, que en la criança de las hijas tienen sus madres.
13- De que no es lo mayor de los hombres ser liberales, sino saberlo ser.
14- De que la prenda mas grande del hombre, es el agradecimiento.
15- De que no es la felicidad en los poderosos la riqueza, sino desdicha, si con la avaricia la acompaña.
16- De que la codicia en los Juezes y Ministros, es la ruina de los Reynos y Pueblos.
17- De las mugeres ilustres que han mercido el mundo desde su fábrica, hasta nuestras edades.
18- De que fuera conveniente escusassen las Repúblicas los logreros.
19- Del principio y antigüedad, de las Religiones
20- De la abstinencia, y ayuno, como ha deteriorado nuestro ser natural no tenerla.
21- De los achaques, y males que la gula engendra, y desdichas que aborta.
22- De que la lisonja es el más pestilente contagio para todo linaje de Repúblicas.
23- De que la más gloriosa vida, es la que alcanza, y consigue, el trabajo.
24- De la amistad, y elección de los amigos, quan necessarios son, y como se han de conservar.
25- De que si es lícita la guerra.
26- De la Ilustríssima Familia de Predicadores, sus excelencias y antigüedad.
27- De las letras, y los más celebrados por ellas en todos los siglos.
28- De los peligros del mundo, y como se ha de huir de sus engaños.

Como veréis, los temas morales y las debilidades del hombre no han cambiado demasiado a través de los siglos.

En cuanto a la conservación del libro, llama la atención su buen estado. La encuadernación no es la original, se reencuadernaría en la primera mitad del XIX. Esta encuadernado en pergamino romana, con un discreto tejuelo rojo con el nombre y título entre unos hierros, que le da cierta elegancia y sobriedad. Las hojas, aunque no están lavadas, se conservan lisas y limpias aunque es el típico papel de mala calidad del XVII, pero la reencuadernación es muy buena. Mantienen los cortes, algo de color amarillo con unas ligeras salpicaduras en verde.

Conserva un ex libris nobiliario moderno del anterior propietario, se trata del Conde de Hoochstrate, que según he podido averiguar en elencos nobiliarios, es nieto de Juan Francisco Pérez de Guzmán y Boza, Duque de T’Serclaes, insigne bibliófilo español, hermano del Marques de Jerez, igualmente bibliófilo cuya colección descansa en la Hispanic Society. Me gustaría imaginar que este libro, del “Govierno general y moral…” no fue adquirido por el conde Hoochstrate, sino que lo heredó del ilustre bibliófilo español el Duque de T’Serclaes y que cuando me siento en el rincón favorito de mi sofá y ojeo sus páginas, son las mismas hojas que él hojeo, a la luz de un candil, allá por siglo XIX.